lunes, 12 de noviembre de 2007

Microbiografía

Nací en una ciudad llamada Caracas, pero he pasado más tiempo en La Utopía. Aquí conviví una temporada entera con personajes de fábula, muchos inventados por mí, y con ellos confeccioné la “Historia del Fin del Caos”, que espero materializar en un acto de magia, ayudado por ti y por los seres del Mundo Real. En otro tiempo estuve viajando hacia la música que no llora, siempre exploré rumbo a lo distinto, intuí hacia lo infinito. Ahora regreso. Casi todo cuanto toco con la mirada se vuelve mi territorio sagrado, centro esplendente del jardín del éxtasis en que prefiero vivir. Así evito cualquier temporada en el infierno. «Querer y no tener» es una de las celdas destruibles que me tenía reservada la memoria, pero carezco de vocación suicida y permanezco volviendo a mis dominios, el paisaje en el sol, la ausencia de pensamientos, la vida grata y plena. Tal estancia abierta a la alegría existe y es perenne, aunque para muchos sea sólo un recuerdo de lejanas vacaciones o un sueño imposible. En ocasiones me detengo en un banco de letras y describo una metáfora de mí mismo.

Estos días, mi intención es pasar el tiempo construyéndome una casa habitable en el confín de mis dos mundos, en un lugar que se convierta eternamente en Poesía Real. Para ello, deambulo de pueblo en pueblo en busca de un barrio que quiera, en veinte años, construir la vivencia sin malandros, la felicidad de reclamar en paz, empresas que no exploten y el más formidable trabajar riendo. Estos cien ejercicios son una cápsula espacial para captar señales de ese Universo Construible. Espero las noticias de esos mundos habitados.